COLECCION DE VIEJOS ESCRITOS:
CRISTO LIGHT: Libertad y Vigencia
Kant insinuó que tanto la belleza de la naturaleza como la del arte son expresiones de una espiritualidad profunda; una espiritualidad que aun hoy se pregunta por Cristo, su vigencia y significado. Cristo, Jesucristo, el Redentor, el Mesías sigue siendo un personaje importante para el mundo. ¿Por qué y cómo? Dos preguntas que hemos tratado de responder después de su muerte a lo largo de los años y desde distintas disciplinas.
Partiendo de una revisión de la historia de Cristo, cuestión que no esta vedada para la libertad que debe tener el arte , Eduardo Adrianzén ( Lima, 1964), autor de la obra, no persigue adaptar esta historia en la que se mezcla la realidad con lo simbólico, sino que tras mapear la realidad contemporánea intenta explicar que pasaría con Cristo enfrentado al aun vigente poder de la TV . Adrianzén crea un mundo hipotético que cobija a un Cristo de carne y hueso cansado de ser visto como un "loco" idealista. Se construye un mundo, potestad de la inteligencia estética en el que se va en busca de una verdad, de la verdad para este mundo hipotético.
La puesta en escena es bastante respetuosa del texto original, pero despliega cierta solvencia escénica en el planteamiento estético de la teatralidad de la obra: un manejo de luces impecable, un vestuario acorde con la propuesta expresionista y una solución escenográfica práctica y consecuente con la propuesta. Sin embargo, a nivel actoral, la dirección no logra afiatar a su elenco; si bien hay buenas actuaciones como es el caso de Sandra Bernaconi en el polémico personaje de María, otros siendo buenos en esencia, tienden al desborde como es el caso de Pold Gastello como Jean Paul, el productor de TV. Hay también personajes que no terminan de despegar como es el de Andrea interpretado por Daniela Sarfaty. Yanina Ugarte podría mostrar mayores diferencias entre los personajes que le tocan interpretar, Franklin Dávalos cumple en el personaje de Juan y Gabriel Anselmi demuestra su carisma, solvencia escénica y talento para la música. Por último, tenemos al personaje de Cristo que es interpretado convincentemente por Oscar López Arias, pero que por momentos se torna anodino y arrastrado por las circunstancias sin mucho poder de decisión.
La dualidad apolínea - dionisíaca predomina en esta historia, cuyos orígenes están teñidos por el sufrimiento, lo cual por momentos la torna irónica e irreverente. Hay una recurrencia al sueño- locura como espacio matriz. Un elemento, bastante claro tanto en el texto original como en la puesta en escena, es el propósito del personaje central: Cristo; la búsqueda del sentido de la vida que de alguna manera es también el de todos los personajes que se acercan a él. Este simple propósito establece una fuerte conexión con el Cristo de la Biblia y con el público que como el autor pasamos la vida entre preguntas y respuestas acerca de la existencia.
Daisy Sánchez Bravo
Lima 26 de marzo del 2005.
CRISTO LIGHT: Libertad y Vigencia
Kant insinuó que tanto la belleza de la naturaleza como la del arte son expresiones de una espiritualidad profunda; una espiritualidad que aun hoy se pregunta por Cristo, su vigencia y significado. Cristo, Jesucristo, el Redentor, el Mesías sigue siendo un personaje importante para el mundo. ¿Por qué y cómo? Dos preguntas que hemos tratado de responder después de su muerte a lo largo de los años y desde distintas disciplinas.
Partiendo de una revisión de la historia de Cristo, cuestión que no esta vedada para la libertad que debe tener el arte , Eduardo Adrianzén ( Lima, 1964), autor de la obra, no persigue adaptar esta historia en la que se mezcla la realidad con lo simbólico, sino que tras mapear la realidad contemporánea intenta explicar que pasaría con Cristo enfrentado al aun vigente poder de la TV . Adrianzén crea un mundo hipotético que cobija a un Cristo de carne y hueso cansado de ser visto como un "loco" idealista. Se construye un mundo, potestad de la inteligencia estética en el que se va en busca de una verdad, de la verdad para este mundo hipotético.
La puesta en escena es bastante respetuosa del texto original, pero despliega cierta solvencia escénica en el planteamiento estético de la teatralidad de la obra: un manejo de luces impecable, un vestuario acorde con la propuesta expresionista y una solución escenográfica práctica y consecuente con la propuesta. Sin embargo, a nivel actoral, la dirección no logra afiatar a su elenco; si bien hay buenas actuaciones como es el caso de Sandra Bernaconi en el polémico personaje de María, otros siendo buenos en esencia, tienden al desborde como es el caso de Pold Gastello como Jean Paul, el productor de TV. Hay también personajes que no terminan de despegar como es el de Andrea interpretado por Daniela Sarfaty. Yanina Ugarte podría mostrar mayores diferencias entre los personajes que le tocan interpretar, Franklin Dávalos cumple en el personaje de Juan y Gabriel Anselmi demuestra su carisma, solvencia escénica y talento para la música. Por último, tenemos al personaje de Cristo que es interpretado convincentemente por Oscar López Arias, pero que por momentos se torna anodino y arrastrado por las circunstancias sin mucho poder de decisión.
La dualidad apolínea - dionisíaca predomina en esta historia, cuyos orígenes están teñidos por el sufrimiento, lo cual por momentos la torna irónica e irreverente. Hay una recurrencia al sueño- locura como espacio matriz. Un elemento, bastante claro tanto en el texto original como en la puesta en escena, es el propósito del personaje central: Cristo; la búsqueda del sentido de la vida que de alguna manera es también el de todos los personajes que se acercan a él. Este simple propósito establece una fuerte conexión con el Cristo de la Biblia y con el público que como el autor pasamos la vida entre preguntas y respuestas acerca de la existencia.
Daisy Sánchez Bravo
Lima 26 de marzo del 2005.
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