DOS DRAMATURGOS PERUANOS A LA CARTA
Los Profesores y el atonito dia
Es interesante lo que ha ocurrido en las ultimas semanas; dos obras de autores peruanos se encuentran en cartelera. Una escrita hace mas de veinte años y la otra de reciente data pero unidas por el interes de ambos autores de poner en escena temas que debemos discutir como sociedad; la situacion de los maestros en nuestro pais ( tan satanizados ultimamente)y la amplitud de mirada al hablar de amor. Me refiero a las obras: LOS PROFESORES de Juan Rivera Saavedra y CUANDO EL DIA VIENE MUDO de Diego La Hoz.
LOS PROFESORES, obra del autor peruano Juan Rivera Saavedra, prolifico y polemico;
toca un tema social neuralgico en la sociedad peruana: la fantastica e increible vida de los maestros; desde el juego hasta el absurdo mas desopilante.
La obra hace un retrato bizarro pero verosimil de unos maestros quejandose de su triste existencia ( algun parecido con la realidad) que de pronto van llegando a la conclusion que ellos debe hacer algo para enmendar esta situacion: matar al ministro de educacion ( ojo que la obra fue impedida de ser escenificada en su momento por resultar muy subversiva).La directora plantea bien un ritmo dramatico en ascenso, pero a veces el desempeño actoral no va a la par con las exigencias de la puesta; hay muchos equivocos al hablar, furceos, mala diccion y problemas en la interpretacion; sobresalen las actuaciones de Sergio Velarde y Walter Hualpa que llevan el eje de la barca que a veces parece a la deriva llegando mas alla de la sensacion de vertigo que aparentemente pretende la directora. Las acciones impuestas y no propuestas a partir de la organzacion de la escena tambien rompen un tanto la organicidad de este mundo de cabeza que a pesar de todo se mantiene en pie aunque a veces con un solo pie. La coda final; esta escena de sueño o fantasia del joven profesor de arte podria ser mas sublime si este dejara su acartonamiento y se metiera mas en la propuesta disparatada pero posible de ser creible.Con todo, la obra se deja ver; es amena y tiene ritmo que logra mantener a pesar de las dificultades.
Por su parte, CUANDO EL DIA VIENE MUDO, obra de Diego La Hoz se nos plantea en un registro mas poetico, lirico de un amor distinto que encuentra sus obstaculos en el hecho de plantearse como posibilidad negada en la relacion entre Pablo y Sebastian. Bien por el riesgo de plantear un tema tan superficialmente tocado en los medios de comunicacion y que logra su comprension desde|la dimension humana mas que de genero de los personajes. Sin embargo, por momentos se siente que el tono lirico se vuelve una manera de evitar lo terrenal y carnal que tiene que tiene todo amor guardado por tanto tiempo. Por un lado, puede ser el querer evitar caer en el estereotipo de amor homosexual; pero de otro lado, dsde lo tecnico, esto dilata mucho el desarrollo de la historia y la demostracion de sentimientos que no es directa sino indirectamente planteada. Posiblemente, la obra en manos de otro director pueda ganar enposibilidades escenicas. Suele ocurrir que los dramaturgos - directores tiene ya una vision desde la escritura de la obra que no varia mucho cuando la representa. No obstante, los lenguajes escenicos utilizados por La Hoz parten de una gran creatividad para plantearnos un departamento a partir de pocos elementos que son utilizads de multiples maneras estableciendose como elementos - signo polivalentes y que sirven a los actores como medio de expresion y creacion de otros espacios ( caso de la mesa y los libros). Ambos actores tiene el nivel que la obra requiere; destacando Franklin Davalos por su sentido del ritmo y los times para los gags que su personaje tiene.
Saludamos en ambos autores ( mas alla de que los resultados artisticos nos guste mas o nos guste menos) ese interes por retratarnos en sus obras, por reflexionar entreteniendo sobre los problemas de hoy y de siempre; y sobre todo por hacernos reir de nosotros mismos y de nuestros mas terribles dilemas.
Los Profesores y el atonito dia
Es interesante lo que ha ocurrido en las ultimas semanas; dos obras de autores peruanos se encuentran en cartelera. Una escrita hace mas de veinte años y la otra de reciente data pero unidas por el interes de ambos autores de poner en escena temas que debemos discutir como sociedad; la situacion de los maestros en nuestro pais ( tan satanizados ultimamente)y la amplitud de mirada al hablar de amor. Me refiero a las obras: LOS PROFESORES de Juan Rivera Saavedra y CUANDO EL DIA VIENE MUDO de Diego La Hoz.
LOS PROFESORES, obra del autor peruano Juan Rivera Saavedra, prolifico y polemico;
toca un tema social neuralgico en la sociedad peruana: la fantastica e increible vida de los maestros; desde el juego hasta el absurdo mas desopilante.
La obra hace un retrato bizarro pero verosimil de unos maestros quejandose de su triste existencia ( algun parecido con la realidad) que de pronto van llegando a la conclusion que ellos debe hacer algo para enmendar esta situacion: matar al ministro de educacion ( ojo que la obra fue impedida de ser escenificada en su momento por resultar muy subversiva).La directora plantea bien un ritmo dramatico en ascenso, pero a veces el desempeño actoral no va a la par con las exigencias de la puesta; hay muchos equivocos al hablar, furceos, mala diccion y problemas en la interpretacion; sobresalen las actuaciones de Sergio Velarde y Walter Hualpa que llevan el eje de la barca que a veces parece a la deriva llegando mas alla de la sensacion de vertigo que aparentemente pretende la directora. Las acciones impuestas y no propuestas a partir de la organzacion de la escena tambien rompen un tanto la organicidad de este mundo de cabeza que a pesar de todo se mantiene en pie aunque a veces con un solo pie. La coda final; esta escena de sueño o fantasia del joven profesor de arte podria ser mas sublime si este dejara su acartonamiento y se metiera mas en la propuesta disparatada pero posible de ser creible.Con todo, la obra se deja ver; es amena y tiene ritmo que logra mantener a pesar de las dificultades.
Por su parte, CUANDO EL DIA VIENE MUDO, obra de Diego La Hoz se nos plantea en un registro mas poetico, lirico de un amor distinto que encuentra sus obstaculos en el hecho de plantearse como posibilidad negada en la relacion entre Pablo y Sebastian. Bien por el riesgo de plantear un tema tan superficialmente tocado en los medios de comunicacion y que logra su comprension desde|la dimension humana mas que de genero de los personajes. Sin embargo, por momentos se siente que el tono lirico se vuelve una manera de evitar lo terrenal y carnal que tiene que tiene todo amor guardado por tanto tiempo. Por un lado, puede ser el querer evitar caer en el estereotipo de amor homosexual; pero de otro lado, dsde lo tecnico, esto dilata mucho el desarrollo de la historia y la demostracion de sentimientos que no es directa sino indirectamente planteada. Posiblemente, la obra en manos de otro director pueda ganar enposibilidades escenicas. Suele ocurrir que los dramaturgos - directores tiene ya una vision desde la escritura de la obra que no varia mucho cuando la representa. No obstante, los lenguajes escenicos utilizados por La Hoz parten de una gran creatividad para plantearnos un departamento a partir de pocos elementos que son utilizads de multiples maneras estableciendose como elementos - signo polivalentes y que sirven a los actores como medio de expresion y creacion de otros espacios ( caso de la mesa y los libros). Ambos actores tiene el nivel que la obra requiere; destacando Franklin Davalos por su sentido del ritmo y los times para los gags que su personaje tiene.
Saludamos en ambos autores ( mas alla de que los resultados artisticos nos guste mas o nos guste menos) ese interes por retratarnos en sus obras, por reflexionar entreteniendo sobre los problemas de hoy y de siempre; y sobre todo por hacernos reir de nosotros mismos y de nuestros mas terribles dilemas.
Comentarios
Tengo un blog en donde me dedico a relizar un tipo de arte no muy conocido, hago: Ambigramas.
Te invito para que lo veas en esta dirección: http://www.ambigramania.blogspot.com/
y espero tu comentario.
Cordialmente,
Alberto Portacio Apicella